Por Facundo Rivero, Lic. en Ciencias Sociales

Esta semana entró en vigencia la moratoria y cuando gobernaba Cristina Fernández de Kirchner esa era una frase que venía acompañada de una buena noticia para las personas en condiciones de jubilarse. Pues ya no. Resulta que hablar hoy de moratoria no se trata de una herramienta que beneficia a la gente sino que es un blanqueo impositivo a los ricos. Es decir, hoy se materializa una nueva forma de transferencia de ingresos de la mayoría de la población hacia la minoría más rica. Verdaderamente rica.

En el año 2020, por iniciativa de los diputados Carlos Heller y Máximo Kirchner, se presentó el proyecto del Aporte Solidario y Extraordinario de las Grandes Fortunas (Ley N° 27605) que sería aprobado a fin de ese mismo año por mayoría legislativa. Esa ley le permitió al entonces gobierno nacional hacerse de los insumos necesarios para afrontar la pandemia pero también para otros asuntos. El Aporte Solidario fue destinado a la compra y/o elaboración de equipamiento e insumos críticos para la emergencia sanitaria, a las pymes, a los programas para el desarrollo de los barrios populares como el Fondo de Integración Socio Urbana, también a becas del Progresar, y otra parte muy importante a programas de exploración y desarrollo de gas natural como la construcción del Gasoducto Néstor Kirchner.

Este impuesto, de carácter sumamente progresivo dada su aplicación en el decil más alto de ingresos ($200 millones en 2020), alcanzó a poco más de 10 mil contribuyentes que por única vez hicieron el desembolso correspondiente. Hubo una porción de argentinas y argentinos que rechazaron hacerlo a través de mecanismos judiciales, y como dijimos, otros tantos que efectivamente hicieron el aporte. De estos últimos, resultó que el 74% fueron varones. Que 7 de cada 10 de las personas más ricas y poderosas del país sean hombres, explica -en parte- la feminización de la pobreza. La distribución del ingreso no es natural, y si falta en algún lado es porque en otro, hay de más. Así las cosas, el Aporte Solidario también vino a poner el foco en la masculinización de la riqueza y a crearnos una alerta respecto de la redistribución de las ganancias en términos de género.

Hoy, cuatro años después, el gobierno de Milei pretende saldar esa discusión en beneficio de los que más tienen. Así reglamenta a través de la AFIP la posibilidad del blanqueo de los más ricos (Bienes Personales, Grandes Fortunas) con la condonación de la deuda a los ricos que no pagaron el impuesto y el desfinanciamiento del aporte legislativo más notorio en beneficio de las mayorías como el Aporte Solidario y Extraordinario a las Grandes Fortunas. 

En esta Argentina desigual el Estado paraliza la construcción del Gasoducto Néstor Kirchner en el invierno más crudo de los últimos cien años, el Progresar se licúa con el aumento generalizado de costo de vida y ya no hay obras para los barrios populares.

En Quilmes por ejemplo tenemos paralizadas las siguientes obras:

1. Paseo de la Lealtad en Plaza Ara San Juan de Quilmes Oeste.

2. Espacio público, conexiones domiciliarias e instalación intra lote eléctricas en barrio el Emporio del Tanque de Quilmes Oeste.

3. Obras de infraestructura urbana en Barrio La Resistencia de Ezpeleta.

4. Obras de integración socio urbana en Barrio Villa Azul de Don Bosco.

5. Obras de infraestructura urbana Barrio Iapi de Bernal Oeste.

6. Obras de equipamiento urbano en Barrio Km 13 de Quilmes Oeste.

Con la paralización de la obra pública nacional y el freno a los distintos programas en ejecución en nuestro distrito suman más de cuarenta obras frenadas.

Las becas de acompañamiento a jovenes para su terminalidad educativa PROGRESAR fue congelada por el gobierno nacional al mismo monto de julio del 2023. O sea, $20.000 con una inflación mayor al 200% acumulada en un año. La beca presenta el mismo monto sin tener en cuenta el aumento acelerado que sufrieron los insumos y servicios que los estudiantes necesitan para acceder a terminar su educación obligatoria o superior.

En fin, en el gobierno de Javier Milei, a quienes necesitan de la mano del Estado para poder desarrollarse en mejores condiciones, les congelan las posibilidades mientras que los ricos no piden permiso.