En una jornada marcada por la violencia y la represión, las fuerzas de seguridad desplegaron un operativo de gran magnitud durante la marcha de jubilados en las inmediaciones del Congreso Nacional. 

Los hechos, que dejaron un saldo de más de 150 detenidos y decenas de heridos, incluyendo a un fotógrafo en grave estado, han generado una ola de indignación y condena en diversos sectores de la sociedad y la política.

La marcha, convocada por organizaciones de jubilados para reclamar por la prórroga de la moratoria previsional y la restitución del 100% de los medicamentos del PAMI, contó con el apoyo de hinchas y simpatizantes de fútbol, sindicatos y partidos políticos. 

Sin embargo, antes que comenzara la movilización, se registraron enfrentamientos entre manifestantes y efectivos policiales, quienes utilizaron gases lacrimógenos, balas de goma y camiones hidrantes para dispersar a los asistentes.

Entre los heridos se encuentra el fotógrafo Pablo Grillo, quien fue golpeado en la cabeza por un cartucho de gas lacrimógeno mientras realizaba su trabajo. Grillo fue trasladado al Hospital Ramos Mejía, donde se encuentra en grave estado.

Además, se reportaron al menos 20 heridos, entre ellos una mujer de 87 años, Beatriz Bianco, quien sufrió varios traumatismos tras ser violentada por un efectivo policial.
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, justificó la represión al afirmar que los manifestantes “venían a tomar el Congreso” y a “voltear al gobierno”.

Bullrich también mencionó que los manifestantes estaban “preparados para matar”, aunque las imágenes difundidas en redes sociales muestran a un efectivo policial dejando caer un arma en medio de la Plaza de los Dos Congresos, lo que llevó a cuestionar si se trataba de un intento de “plantar” evidencia. Además, se reportó la presencia de una moto policial y un patrullero incendiados, lo que aumentó las sospechas de infiltrados en la manifestación.

Los hechos ocurridos este miércoles han dejado en evidencia la profunda crisis social y política que atraviesa la Argentina. La represión contra los jubilados, quienes reclaman por sus derechos básicos, ha generado un amplio rechazo en la sociedad y en el arco político. Mientras el Gobierno de Milei insiste en justificar la violencia en todas sus formas.