El Gobierno nacional de Javier Milei está impulsando una reforma laboral más profunda que la implementada en la Ley Bases. Entre los puntos contemplados se encuentra la ampliación de la jornada laboral por convenio y la vuelta de los tickets de comida por fuera del salario.

Estos vales, conocidos como Ticket Canasta, eran comunes en los contratos de los años ’90, más precisamente en 1989, cuando el entonces ministro de Economía Domingo Cavallo los creó como un mecanismo para combatir la hiperinflación. Sin embargo, fueron derogados en 2007 debido a un proyecto de ley impulsado por el abogado laboralista y entonces diputado Héctor Recalde.

Ahora el gobierno busca regular nuevamente estos “beneficios” para evitar posibles litigios. No obstante los tickets canasta traen algunos perjuicios: Si los tickets canasta no se ajustan regularmente para reflejar la inflación, su valor real puede disminuir considerablemente con el tiempo. Esto afecta el poder adquisitivo de los trabajadores. Además, las empresas deben financiar los tickets, lo que puede aumentar sus costos laborales. Esto podría afectar su rentabilidad o capacidad para contratar más empleados.

Por otro lado, no todos los trabajadores reciben tickets canasta. Algunos empleadores pueden no ofrecerlos o sólo proporcionarlos a ciertos grupos de empleados. Esto crea desigualdades en el lugar de trabajo. Y algunos empleadores podrían usar los tickets como una forma de compensación en lugar de aumentar los salarios. Esto podría explotar a los trabajadores si los tickets canasta no cubren adecuadamente las necesidades básicas.