
La serie del momento El Eternauta, que tendrá una segunda parte, ya está disponible desde el miércoles 30 de abril en la plataforma Netflix.

Esta esperada adaptación de la icónica historieta de Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López está dirigida por Bruno Stagnaro, protagonizada por Ricardo Darín (Juan Salvo en el film) y musicalizada en parte por la gran Mercedes Sosa.
Además, el destacado actor bernalense Gabriel Fernández forma parte del elenco, interpretando a Roberto, un personaje que aparece en varios episodios incluyendo el capítulo 3, 5 y 6.
Gabriel ha participado en más de 60 producciones audiovisuales y 35 obras teatrales. Algunos de sus trabajos más reconocidos incluyen su papel en la película “Argentina, 1985”, donde interpretó a Bruzzo, un operador político. También ha actuado en la serie de Netflix “El amor después del amor”, que narra la historia de Fito Páez.
La historia comienza un viernes de noche de truco en Buenos Aires, previo a Navidad, cuando una nevada mortal cubre la ciudad, obligando a los personajes a refugiarse y luchar por su supervivencia.
A lo largo de la trama, aparecen lugares emblemáticos como la Avenida General Paz, la cancha de River Plate, las Barrancas de Belgrano, Plaza Italia y la Plaza del Congreso, todos convertidos en escenarios de la invasión extraterrestre.
La familia Oesterheld, víctima del terrorismo de Estado
Cabe recordar que Héctor Germán Oesterheld, el creador de El Eternauta, fue secuestrado en 1977 y desaparecido por el régimen durante la última dictadura cívico- militar en Argentina (1976-1983).
Sus cuatro hijas, Diana, Beatriz, Estela y Marina, también fueron víctimas de la represión, y dos de ellas estaban embarazadas en el momento de su desaparición.
Oesterheld pasó por varios centros clandestinos de detención, incluyendo El Vesubio, donde sobrevivientes relataron su deterioro físico pero también su dignidad en los momentos más difíciles.
Su esposa, Elsa Sánchez, sobrevivió y se convirtió en un símbolo de resistencia y memoria.
Su historia es un recordatorio del impacto del terrorismo de Estado en Argentina y de la importancia de la memoria y la justicia.