
Un equipo multidisciplinario de investigadores e investigadoras de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), el Instituto Multidisciplinario en Biología Celular (IMBICE), la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), el Conicet y la Universidad de Buenos Aires (UBA), desarrolló un tratamiento innovador que podría cambiar la vida de millones de personas: LipoNAC.
LipoNAC es una formulación liposomal basada en lípidos del surfactante pulmonar —las mismas grasas que protegen nuestros alvéolos— que encapsula un viejo conocido de la medicina respiratoria: la N-acetilcisteína (NAC). Esta molécula se utiliza hace décadas como mucolítico, antioxidante y antiinflamatorio. El problema es que, cuando se administra por vía oral, sufre una degradación significativa en el tracto digestivo: solo entre un 4 y un 10 por ciento del principio activo llega en forma intacta a los pulmones.
La solución desarrollada por este equipo fue utilizar liposomas construidos con fosfolípidos naturales del pulmón para encapsular la NAC y administrarla por vía intranasal. Permite que el medicamento llegue directo a su blanco terapéutico sin degradarse, se libere de manera sostenida y sea absorbido por las células pulmonares con mayor eficacia.
El estudio evaluó los efectos de LipoNAC en modelos murinos de fibrosis pulmonar y asma. En los ensayos preclínicos, los animales tratados con LipoNAC mostraron mejoras significativas en los parámetros histológicos y funcionales respecto a los que recibieron NAC libre o ningún tratamiento.
En el modelo de fibrosis pulmonar inducida por bleomicina, LipoNAC redujo significativamente la acumulación de colágeno en el tejido pulmonar, disminuyó los niveles séricos de lactato deshidrogenasa, la actividad de la mieloperoxidasa en el líquido broncoalveolar y el TGF-β pulmonar, tres marcadores clave del daño y la inflamación. En otras palabras: menos cicatrices, menos inflamación, más capacidad respiratoria.
En el modelo de asma, basado en sensibilización con ovoalbúmina, LipoNAC disminuyó la inflamación bronquial, redujo los niveles de citocinas proinflamatorias (IL-4 e IL-5), y lo más notable: fue el único tratamiento que bajó significativamente la producción de moco, uno de los grandes enemigos de quienes padecen esta condición.
“La innovación no está solo en lo que damos, sino en cómo lo damos. No inventamos una molécula nueva: la envolvimos en un sistema que sabe exactamente a dónde ir”, contó Nadia Chiaramoni, investigadora del Conicet y de la UNQ. Y agregó: “La clave fue cambiar la forma de entregar la medicina, no la medicina en sí. Es como tener un buen mensaje, pero con un mal mensajero. Nosotros mejoramos al mensajero”.
Los liposomas no son nuevos en el mundo de la nanotecnología médica, pero lo que hizo este equipo fue utilizar lípidos específicos del surfactante pulmonar, logrando una biocompatibilidad excepcional y una respuesta terapéutica más precisa.
Cada año, más de 250 mil personas mueren por enfermedades respiratorias crónicas solo en América Latina. Millones más viven atadas a corticoides, inmunosupresores o tanques de oxígeno. Una formulación como LipoNAC podría no solo mejorar los tratamientos, sino también reducir efectos adversos, simplificar la administración y abaratar los costos. “El desarrollo de esta tecnología muestra que en la Argentina hay una base científica sólida, creatividad e innovación”, concluyó Chiaramoni.
La investigación fue desarrollada por Estefanía Morales, Constanza Confino Malecki, Alejandro Maruri, Vanesa Sánchez, Agustina Portu, Alejandra Goldman, Nadia Chiaramoni e Ignacio Fenoy. Todos científicos vinculados a instituciones públicas argentinas, cuyas trayectorias abarcan desde la biotecnología y la ingeniería de materiales hasta la farmacología y la biología estructural.
Fuente: Agencia de Noticias UNQ